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martes, 28 de junio de 2011

Los Dichos de Américo Ghioldi en " La Vanguardia"-1955-



A modo de conclusión
Desde la aparición misma de Juan Perón en la escena política nacional, durante su
ascenso político y, por supuesto, durante su gobierno, el Partido Socialista fue uno de sus
principales contradictores. En este sentido, jugó un papel preponderante su órgano de prensa oficial, el periódico La Vanguardia, que se convirtió en el canal por excelencia de
esta prédica opositora. Una voz de barricada implacable, tendenciosa, agria, que no se
cansó de fustigar al peronismo en su conjunto, con un estilo provocador y ruidoso, no
exento de falsedades, que influyó sin dudas en la decisión del gobierno de clausurarla en
1947.
Derrocado Perón en septiembre de 1955, La Vanguardia reapareció apenas un mes
después con un discurso más agresivo y antiperonista aún que el sostenido años atrás.
Dirigida por Américo Ghioldi, un dirigente partidario emblemático en su lucha contra el
gobierno depuesto, se convirtió en uno de los medios que con más énfasis apoyó a la
dictadura militar que se instaló en el país. Así, la publicación socialista acompañó con
fervor militante el desmantelamiento del Estado justicialista que emprendieron las
autoridades de facto, con el general Pedro Aramburu y el almirante Isaac Rojas a la cabeza.
Puede entenderse que su furioso antiperonismo influyera en ello. Sin embargo, su
adhesión casi incondicional a la Revolución Libertadora – lo cual, dicho sea de paso, no
parecía representar para La Vanguardia una contradicción con su proclamada defensa del
sistema democrático- llegó al extremo de alentar públicamente un “escarmiento” para los
sublevados en junio de 1956. Es verdad que los demás diarios de la época respaldaron al
gobierno militar –también los partidos políticos- pero ninguno de ellos llegó a ser tan
explícito en su reclamo de “justicia ejemplar”. Máxime si se tiene en cuenta los ideales
que decían expresar los socialistas –y en parte expresaron hasta la aparición del
peronismo-. En otros términos, podía esperarse un acompañamiento consecuente a la represión por parte de medios de prensa tradicionales y conservadores, como La Prensa
y La Nación por caso, pero no tal vez de un medio como La Vanguardia. Frases como “se
acabó la leche de la clemencia” o “la letra con sangre entra”, marcarían por años a los
socialistas, a La Vanguardia y a su director. Es que la postura del mencionado medio ante
los fusilamientos junianos fueron un claro ejemplo de revanchismo y espíritu vengativo
que no hizo más que ahondar la brecha entre peronistas y antiperonistas.
http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/panella1.pdf

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